viernes, 8 de febrero de 2013

P e r f i l

Tenia 14, la edad en la que se construyen las esperanzas.
Llevaba siempre un cascabel atado a la muñeca, la cabellera rojiza, libre y enmarañada,
con las botas gastadas, las pecas remarcadas y la sonrisa un poco chueca...

Le gustaban los lunes, solo por contradecir al mundo.
Amaba a su gato.
Amaba estrenar cuadernos.
Amaba las fotografías viejas.
Tenia una rara obsesión por lo trenes, aun cuando nunca había abordado uno...
Odiaba a los carteros...
Odiaba tener que lidiar con las sobras del tubo dentífrico.
Cargaba un pequeño espejo en el bolsillo, junto con la brújula que le obsequio el abuelo.
No necesitaba despertadores, parecía poseer un reloj interno que le avisaba el momento justo de despegar los párpados.
Desayunaba tostadas con crema de maní cada día.
Caminaba rumbo al colegio con la cabeza baja, pateando piedras y buscando disimuladamente tréboles de cuatro hojas entre la maleza.... jamas encontró alguno....
hasta aquel día...

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